Decimos
por estos lares, que la pesca es el arte que tiene el pescador, de engañar al
pez, con cualesquiera de artilugios, señuelos o técnicas.
Ramón Barcena Castanedo, nos ha dejado. Él siempre fue un perfecto
engañador de Doradas y Lubinas, a partir de ahora, seguirá ejerciendo su
entretenimiento favorito, en otra dimensión.
Su
sonrisa me cautivó cuando le conocí en el muelle de Gamazo, en todo momento dispuesto
a aprender, a la vez que nos daba alguna de sus clases magistrales de pesca
bajo la humilde capa que le protegía, siempre el primero en ayudar en lo que
fuere menester.
En
esta vida conoceremos personas de todo tipo, con vidas y trabajos sencillos,
como las de “Mon”, al que poco o nada escuché protestar con ese tono bajuno y
ronquio, sobre los avatares de la vida.
Tantas
y tantas noches de espera, bajo la luna, “Calados como Bobos”, esperando un
mínimo movimiento de alguna de las punteras, chapoteando con sus botas por la
arena o los charcos, mojados o frente a
las cañas, en la playa, en el muelle, en el malecón o en la dársena.
Siempre
sonriente, te hiciste querer y así te recordaremos.
Hasta
siempre “Mon”.