Además era la hora del repunte de la marea baja así
que todavía me di menos prisa, total, no debe de haber agua en ningún lado y
con un coeficiente pequeño, voy a aprovechar para dar un paseo y buscar un buen
lugar.
Me decidí por uno de los puestos habituales
al frente de la bahía, en una tarde-noche estupenda de temperatura y con el cielo sin
amenazar lluvia, prometía ser una noche de las épicas.
Al poco de que el tiempo se consumiera como el
cigarrillo que tenia en la mano, se acercaron dos muchachos con intención de echar
unos lances y enseguida entablamos conversación, la cual fue muy amena durante
las 3 horas que allí coincidimos.
A las dos horucas llegó uno de mis compañeros
playeros, traía dos chapetos palmeros que había sacado en la playa a la derecha
del barco y enseguida montó sus dos cañas para acompañarme.
Más palmeros pal caldero, la verdad es que no
estaban mal, aunque seguíamos esperando algo mayor.
Picadón tremendo a eso de las 03,00 horas del
sábado, que resultó ser un congrio muy guapuco que caerá en salsa verde, aunque
me seguía reservando algún cangrejillo para esa bajada de caña espectacular que
esperaba iba a suceder.
Y sucedió, eran las 04,10 de la mañana y el tirón
fue sorprendente, el carrete estaba bastante suelto y sonó fuerte en el
silencio de la noche, a veces hay que sorprenderse de lo que puede tirar un pez
cuando está bien enganchado, la sorpresa surgió cuando le tuve a flor de agua,
mi gozo en un pozo, otro jargo aunque este ya más talludito, de 810 gramos, que a la
espalda con un refrito de ajo, me dejará como un señor.
Pues nada más cafelito, cigarrito, un poco más de
chachara y a sobar, que ya son horas. Cuando uno se ve debajo del inmenso
cielo, con el brillo del mar a su frente y las dos punteras a los lados, a mi
se me para el tiempo, son sensaciones que conoceis, pero que a su vez son
indescriptibles ¿verdad?
Otro dia será el que os cuente otra jornada de
pesca en Cantabria. Espero esta breve historia os haya gustado.
SALUDUCOS A TODOS LOS PESCADORES DESDE CANTABRIA